sábado, 8 de junio de 2019

Simbología


A L ∴G∴D∴GA∴ D∴U 

Simbología… nuestro mundo siempre ha empleado la alegoría como modo de caracterizar las cosas y enseñarnos un significado más profundo.    Es por ello que siempre que hablamos de símbolos hemos de buscar algo más allá de lo que es evidente tras una primera visual. 

Son estos símbolos empleados en nuestro día a día para ilustrar, recordar o conmemorar hechos, hacernos llegar una idea o una actitud, comunicarnos algo más que se esconde tras un simple trazo o un sencillo dibujo , enlazando el presente con el pasado y la realidad con el mito. 

Sin ir mas lejos, cierta empresa de Cupertino adopto una simple manzana como símbolo, popularizándolo de tal manera que en este momento el logo de la manzana con un mordisco nos lleva a pensar en equipos informáticos de alta calidad e impecable diseño en lugar del más tradicional que nos transportaría al Génesis (Génesis 3:16) y a la manzana como fruto del Árbol de la Ciencia.  


Sin lugar a dudas, Jobs, Wozniak y Wayne cuando pensaron en el logo y el nombre para su empresa, no pensaron precisamente en el Génesis, sino en otro mito como Isaac Newton, un físico, matemático, químico, astrónomo y teólogo ilustraba las conexiones que en su mente se dieron para plantear la ley de la gravitación universal o romper con la física aristotélica al encaramarse en los hombros de Descarte y Galileo, sin olvidar una vertiente oculta por la historia oficial, donde se le identifica como uno de los 12 masones que con el apoyo del Rey Carlos II fundaron y consolidaron la Royal Society. La alegoría del jardín de manzanos salió a la luz de la pluma de otro insigne masón: Voltaire.

Ese jardín de manzanos en el año 1666, la “manzana iluminadora” e Issac se toparon. Una manzana iluminadora que se contrapone  a  la “manzana de la desgracia”, como el jardín de manzanos donde Newton meditaba sobre la armonía de los mundos se contrapone con el “Jardín del Edén”. Es evidente que tras Apple Computer Co. se encuentra la primera y  no la segunda, tal como muestra el primero de los logos de esta multinacional:


Aunque, quizás en la mente de Isaac Newton no estaban tan alejados  la  una  de  la  otra,  y  el  primero  del  segundo.  Newton  tuvo  una    relación peculiar con aquellos que se decían exégetas de la naturaleza a través de la interpretación de las sagradas escrituras. La relación que mantuvo con Nicolás Wickins durante más de veinte años y que se rompió en el momento en que el segundo se convirtió en vicario, tampoco debió ayudar mucho a las relaciones entre el Catedrático Lucasian y el clero. También su relación con Horatio Fatio de Duiller se rompió abruptamente, que paso de ser una promesa matemática a un integrante de un grupo religioso extremistas conocido como las Camisard. Sumemos a esto la condición de Newton como anti-trinitario que firmaba sus tratados alquímicos (no olvidemos que Newton fue introducido en la alquimia por su predecesor en la cátedra Lucasian y también supuesto masón Isaac Barrow) con el anagrama de Issacus Neuutonus - Jeova Sanctus Unus y que denotaba su condición de arrianista. Es posible pues que la “manzana iluminadora” de la que hablaba Newton fuese exactamente la misma “manzana de la desgracia” a través de  la cual “el portador de luz” abrió la mente del hombre a la ciencia contra los designios del “principio creador”.

Pero volviendo a la manzana simbólica de Apple, con el tiempo fue transformándose. Al igual que Newton fue acusado de plagio por parte de Leibniz, la empresa de la manzana fue demandada en 1978 por la compañía de los Beatles por el uso de una manzana que se diferenciaba de la empleada por la banda de Liberpool en un simple mordisco.




Una manzana multicolor con un mordisco, que aunque nos lleve de nuevo al pasaje del Géneis, esconde también un homenaje a otra mente brillante: Alan Turing, un hombre que sentó las bases de la computación como la conocemos hoy en día y que murió la morder una manzana que tenía  cianuro.  Muerte  auto infringida  por  que  la  sociedad  británica      del momento, olvidando que su mente sentó uno de los pilares para derrotar la intolerancia que representaba el fascismo, demostró una intolerancia mayor al no entender que existen otras formas de amar.

Una manzana pues que enlaza a Prometeo con el conocimiento científico y que esconde en su diseño a la divina proporción:


Evidentemente esto es simplemente un ejemplo pero podría citar la relación entre el Oroborus y Kekulé o entre la Escalera de Jacob y Crick, otros dos modernos alquimistas, que como Newton usaron los símbolos más ancestrales para justificar la iluminación que los llevo a sus aportes científicos, pero eso es otra historia, y por lo tanto, si habéis disfrutado con esta aportación, bien seguro que serán objeto de futuros trazados de arquitectura.

Robespierre, M.·.M.·.




domingo, 2 de junio de 2019

24 Pulgadas



El tiempo, un bien tan preciado para todos en estos días, un recurso si así pudiésemos llamarlo, sutil como una brisa y tormentoso cual vendaval, todos lo buscamos como la abeja a la flor, y aun así no lo podemos tocar, ni ver, pasa por nosotros cual ilusión, percatándonos solo de las señales que deja a su paso.

Soñamos toda la vida con tener mas tiempo para nosotros y sin embargo trabajamos duro desde la juventud para poder tener mas tiempo en la vejez , que cruel paradoja, ¿no lo crees? Perdemos todas las posibilidades (tiempo, salud ...) por dinero, para una vez jubilados comprar la salud y ese mismo tiempo que cedimos a cambio del mismo dinero, de nuevo que estúpida paradoja, o será que el ser humano no entiende del tiempo ni de los recursos si no les da un valor perceptible, pero que es diferente para cada uno.

Usamos toda clase de útiles para medir el tiempo, pero hoy hablaremos de uno en particular, la regla de 24 pulgadas.

Que para ojos profanos sería un mero instrumento para medir la distancia entre dos puntos, pero que para ojos iniciados, tiene un significado muy diferente: Una regla capad de separar el tiempo de los hombres según los preceptos.

8 horas de trabajo

8 horas de esparcimiento, estudio y ocio.

8 horas de descanso.

O bien podríamos usarla para medición de la moralidad , que es el mal, que es el bien, una cuestión que puede quedar en el consciente del individuo o en el inconsciente de la sociedad, o a la propia libertad de las acciones buenas o malas que se manifestaran según quien.

Solo soy un mero aprendiz y lo seguiré siendo toda mi vida, pero creo que hemos roto nuestra regla de 24 pulgadas para adaptarla a una sociedad hipócrita que no ve mas allá de unos ojos hartos de mirar sin ver, de personas que se jactan de enseñar sin haber aprendido, lo queremos todo, incluso el poder sobre el mismo tiempo, pero lo deseamos al momento, perdiendo así la esencia de la paciencia, todo llega en su debido momento.

Al fin y al cabo el tiempo es historia y la historia es el tiempo que avanza como una rueda, que nos recuerda que el pasado es un memoria, que el futuro es un misterio y que el ahora es un regalo, por eso se le llama presente, así que no pierdas la vida buscando solo en la materia, o solo buscando en el espíritu o en la mente, todo es necesario, los tres son uno y lo uno son tres, que moldearán tu vida en una experiencia y un tiempo que abrirá ante ti una vida que sin duda merece ser vivida. 

Jonathan, A.·.M.·.


sábado, 1 de junio de 2019

Mazo y Cincel


Hoy deseo abordar el simbolismo que encierran dos herramientas de Aprendiz: por un lado el Mazo y por otro el Cincel. Son herramientas que en un lenguaje masónico representan la fuerza y la voluntad.

Hablamos de unas herramientas sin las cuales cualquier individuo no alcanzará su pleno y óptimo desarrollo–por mucho potencial que albergue en su interior-. 

El mazo se asocia con la fuerza bruta de carácter físico. Una confusión -fácil de producirse- para cualquier persona que no persigue interiorizar un concepto de la fuerza como sinónimo de desarrollo. Pero... ¿qué es el desarrollo sin una dirección clara? ¿De qué sirve desarrollarse sin un control claro de que queremos alcanzar con ese desarrollo?. Muchas veces escuchamos a algunos economistas hablar de crecer ad infinitum pero no acaba de quedar demasiado claro cual es el fin último de ese crecimiento y aún menos con que medios conseguiremos ese crecimiento o desarrollo. 

Llegados aquí es cuando aparece en escena el Cincel, que simboliza la voluntad. El Cincel y el Mazo, la fuerza y la voluntad, no son elementos sustitutivos, son elementos complementarios. El uno sin el otro hace carecer a ambos sin sentido de forma individual. 

La fuerza sin control ha demostrado ser una herramienta peligrosa o incluso inútil. De este modo, el cincel, se convierte en uno de los elementos más importantes del taller. Permite que los golpes del martillo tengan un objetivo claro y hacer que esta fuerza se ejerza en la dirección y en el sentido correcto. Así pues, el Cincel ennoblecería los fines del mazo. 

Es por ello que debemos establecer un binomio entre fuerza-voluntad. La fuerza permite desarrollar lo que nos propongamos y la voluntad. permite darle forma. Podríamos hablar entonces de fuerza de voluntad. Dentro del simbolismo, el cincel permite dirigir de forma certera los golpes del mazo para desbastar la piedra bruta y convertirla en un sillar que encaje en el muro que forma la sociedad.

Este binomio, la fuerza de voluntad, es el que nos ha llevado hasta aquí. Intentar ser mejores personas con los recursos endógenos de los que disponemos. Demostrar una voluntad para ser mejores. 

Pero no solo ser mejores para nosotros mismos. Sino que se trata de ser mejores para crear un mundo mejor para todos. Un mundo en el que ese edificio social que trata de construir la masonería especulativa refuerce la fraternidad entre las personas sin recabar en su credo religioso, origen racial, preferencias sexuales o cualquier otra circunstancia personal. Como he dicho, buscar que cada sillar encaje en la obra.

El edificio social sobre el que vivimos no se construye individualmente, necesita de la colaboración desinteresada de mucha gente. Somos una comunidad que, con todas nuestras bonitas diferencias, nos necesitamos y nuestra historia ha demostrado que los individualismos solo han conducido a situaciones de máxima deconstrucción del proyecto colectivo que representa la masonería.  

Finalmente podemos parafrasear al Barón de Kelvin cuando afirmaba que lo que no se podía medir no se podía mejorar y lo que no se podía mejorar se degradaría siempre. Si lo trasladamos a este taller necesitamos saber cuando podemos discernir con claridad lo que es la mejora y la degradación. 

Locke, A.·.M.·.