El tiempo, un bien tan preciado para todos en estos días, un recurso si así pudiésemos llamarlo, sutil como una brisa y tormentoso cual vendaval, todos lo buscamos como la abeja a la flor, y aun así no lo podemos tocar, ni ver, pasa por nosotros cual ilusión, percatándonos solo de las señales que deja a su paso.
Soñamos toda la vida con tener mas tiempo para nosotros y sin embargo trabajamos duro desde la juventud para poder tener mas tiempo en la vejez , que cruel paradoja, ¿no lo crees? Perdemos todas las posibilidades (tiempo, salud ...) por dinero, para una vez jubilados comprar la salud y ese mismo tiempo que cedimos a cambio del mismo dinero, de nuevo que estúpida paradoja, o será que el ser humano no entiende del tiempo ni de los recursos si no les da un valor perceptible, pero que es diferente para cada uno.
Usamos toda clase de útiles para medir el tiempo, pero hoy hablaremos de uno en particular, la regla de 24 pulgadas.
Que para ojos profanos sería un mero instrumento para medir la distancia entre dos puntos, pero que para ojos iniciados, tiene un significado muy diferente: Una regla capad de separar el tiempo de los hombres según los preceptos.
• 8 horas de trabajo
• 8 horas de esparcimiento, estudio y ocio.
• 8 horas de descanso.
O bien podríamos usarla para medición de la moralidad , que es el mal, que es el bien, una cuestión que puede quedar en el consciente del individuo o en el inconsciente de la sociedad, o a la propia libertad de las acciones buenas o malas que se manifestaran según quien.
Solo soy un mero aprendiz y lo seguiré siendo toda mi vida, pero creo que hemos roto nuestra regla de 24 pulgadas para adaptarla a una sociedad hipócrita que no ve mas allá de unos ojos hartos de mirar sin ver, de personas que se jactan de enseñar sin haber aprendido, lo queremos todo, incluso el poder sobre el mismo tiempo, pero lo deseamos al momento, perdiendo así la esencia de la paciencia, todo llega en su debido momento.
Al fin y al cabo el tiempo es historia y la historia es el tiempo que avanza como una rueda, que nos recuerda que el pasado es un memoria, que el futuro es un misterio y que el ahora es un regalo, por eso se le llama presente, así que no pierdas la vida buscando solo en la materia, o solo buscando en el espíritu o en la mente, todo es necesario, los tres son uno y lo uno son tres, que moldearán tu vida en una experiencia y un tiempo que abrirá ante ti una vida que sin duda merece ser vivida.
Q.·.H.·. Jonathan, A.·.M.·.