miércoles, 26 de noviembre de 2025

La Alquimia del Conocimiento

 


La piedra filosofal es una sustancia que según la alquimia tendría propiedades extraordinarias, como la capacidad de transmutar los metales en oro. Sus orígenes parecen estar en una antigua teoría alquímica que proponía analizar los elementos Aristotélicos (fuego, tierra, agua y aire) en términos de sus cuatro cualidades básicas (calor, frío, sequedad y humedad). El fuego sería caliente y seco, la tierra sería fría y seca, el agua sería fría y húmeda y el aire sería caliente y húmedo. La teoría propone que cada metal es una combinación de los cuatro principios.

De ella se desprende el fenómeno de transmutación, es decir, el cambio de la naturaleza de un elemento en función del cambio en sus cualidades.

La piedra filosofal era algo ansiosamente buscado y codiciado porque se le suponían virtudes maravillosas, no sólo la de conseguir el oro sino la de otorgar la inmortalidad. Para la fabricación de oro se buscaba un material que facilitase la mezcla de mercurio y azufre porque se suponía que ese era el camino acertado. A partir de esa mezcla hallarían el noble metal. Estos dos aspectos están relacionados, una característica del oro es que no se oxida a diferencia de otros metales, es decir el oro es "inmortal" por lo tanto si descubrían como formar oro a partir de metales vulgares, tal vez podrían hacer que el pobre cuerpo mortal se volviera inmortal.

La leyenda "oficial" de la piedra filosofal es mucho más oscura de lo que aparenta, ya que se dice que la persona que la posee puede transmutar todo tipo de objetos en oro, pero su uso constante hace que de a poco la persona que la use vaya, casi sin advertirlo, convirtiéndose en oro, esto sería un castigo al abuso de los poderes de la piedra, y a la codicia de la persona...

Por otra parte, se afirma que el "lapis philosophorum" era simple y llanamente el conocimiento, esto podría explicar también la parte de "filosofal" y lo que se buscaba era realmente la ciencia pura, después de todo se ha logrado crear oro en aceleradores de partículas como en el CERN (aunque energéticamente es un proceso significativamente desfavorable).

Robespierre M:.M:.

lunes, 24 de noviembre de 2025

La Lealtad Inquebrantable: Conciencia y Coraje


La lealtad es hacer aquello con lo que uno se ha comprometido aun entre circunstancias cambiantes. Un valor sin el cual nos quedamos solos y que debemos vivir nosotros antes que nadie. Es una virtud que desarrolla nuestra conciencia. Ella nos conduce profundamente hacia una situación, a través de ésta, y hacia la salida del otro lado, emergiendo como una persona más evolucionada.

La lealtad es un corresponder, una obligación que se tiene con los demás. Es un compromiso por defender lo que creemos y en quien creemos. La lealtad es un valor, pues quien es traidor se queda solo. Cuando somos leales, logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a su etapa más profunda. Todos podemos tener un amigo superficial, o trabajar en un lugar simplemente porque nos pagan. Sin embargo, la lealtad implica un compromiso que va más hondo: es el estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el trabajar no solo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso más profundo con la empresa en donde trabajamos, y con la sociedad misma.

La lealtad es una llave que nos permite tener auténtico éxito cuando nos relacionamos. La lealtad es un valor que no es fácil de encontrar. Es, por supuesto, más común aquella persona que al saber que puede obtener algo de nosotros se nos acerque y cuando dejamos de serle útil nos abandona sin más. Es frecuente saber que alguien frecuenta un grupo contrario porque le da más beneficios. Y lo que acaba ocurriendo es que nadie confía en ese tipo de personas.

Los conocidos se hacen amigos a través de la lealtad mutua. La lealtad es un esencial en la amistad que se ha desarrollado en el compromiso de corazones entre dos personas. En una relación de corazón a corazón la lealtad desarrolla la confianza mutua.

Es nuestro deber el ser leal a aquellos que dependen de nosotros: familia, amigos, nuestros empleados o nuestro empleador. La lealtad es amor bondadoso en acción. La lealtad es potenciada por la energía que viene hacia nuestro cuerpo al cuidar nuestras actitudes y pensamientos. La lealtad desarrolla nuestra alma en conciencia, transformándonos en la creación más hermosa posible de un ser humano.

Como vemos, la lealtad se relaciona estrechamente con otras virtudes como la amistad, el respeto, la responsabilidad y la honestidad entre otras.

Una preocupación hace bullir mi mente y un dolor ensombrece mi alma. Seres sin escrúpulos de conciencia, que pretenden imponer su voluntad por encima de todo, lograr unos fines -por demás inconfesables- sin reparar en la honestidad de los medios. Ninguno cuenta con el libre albedrío de la persona que pretenden doblegar.

Insultos, amenazas, calumnias..., son sus armas. Armas que poco dicen a favor de quien las utiliza. Alianzas pactadas en la sombra porque no se atreven a obrar a la luz del día. Aprovechar debilidades ajenas para lograr sus objetivos. Jugar descaradamente con lealtades.

Y, en medio de todo este asunto, está en juego mi sentido de la amistad y la fidelidad. Tengo la conciencia muy tranquila. Las ideas muy claras. Sé perfectamente lo que tengo que hacer: caso omiso a quienes no merecen el apelativo de personas. No ignoro que pretenderán atacarme. Se volverán contra mí. Pero tengo a mi favor que han olvidado totalmente contar con mi propio discernimiento y voluntad de acción.

No me importa recibir una serie de golpes, por muy traicioneros que sean, si con ello un amigo se ve libre.

Por mantener incólume una amistad, por evitar un daño a un amigo, me enfrento a quien sea. Porque tengo unos principios más honestos, porque la bajeza y ruindad de algunos no me da miedo, porque no abandono a los míos cuando las cosas se ponen feas... porque, en definitiva, soy leal.

Robespierre, M.·.M.·.

domingo, 16 de noviembre de 2025

La crisis de la Democracia Representativa y la amenza de la unformidad

 


A L∴G∴D∴G∴A∴D∴U∴


En las épocas más críticas que atraviesan las sociedades modernas, marcadas principalmente por diversas crisis económicas y de valores, el papel de la democracia como herramienta de representación social se somete a un intenso cuestionamiento.

Este debate se centra, fundamentalmente, en una pregunta crucial: ¿Por qué un sistema que debería ser un fiel reflejo de la pluralidad y diversidad social se desvirtúa en su esencia?

La respuesta a esta interrogante es compleja y multifacética, variando según la perspectiva desde la que se plantee. En mi opinión —que afortunadamente no es aislada—, la causa reside en la presencia de una tendencia uniformizadora que menoscaba su función representativa.

Nuestra Constitución establece tácitamente la representación por medio de partidos políticos como un pilar de la democracia. Dichos entes, tal como se explicita en el artículo 6 de la norma fundamental, contribuyen a la formación y manifestación de la voluntad popular y se consideran instrumentos esenciales de la participación política.

El propósito de esta formación de la voluntad popular es erigir un modelo político que active a la sociedad y la involucre en la toma de decisiones trascendentales. Esto resuena con aquel concepto de democracia activa que promovía Manuel Azaña, que iba más allá de la mera existencia de instituciones políticas.

Sin embargo, es inherente a la condición humana —sea por intención o por inercia— priorizar con frecuencia el interés particular sobre el bien común. Aunque esta afirmación pueda parecer tajante, la realidad es que la crisis del sistema político se nutre de esa tendencia uniformizadora, la cual desnaturaliza el principio individual de la manifestación popular que los partidos deben canalizar.

Esta uniformidad no se basa en alcanzar grandes consensos, sino en la asimilación de opciones ideológicamente dispares en una sola. Un fenómeno cuya intensidad ha sido palpable en los últimos tiempos.

Existen, además, otros factores que pueden debilitar el valor de una democracia para la sociedad. Estos, combinados con los anteriores, constituyen el caldo de cultivo ideal para quienes reniegan del sistema democrático.

Nos referimos al desvío de la democracia que prioriza las directrices impuestas por los poderes fácticos económicos(como las grandes corporaciones y la banca).

En este contexto de capitalismo promovido por grupos de presión, la función de la representación política —sustento de toda democracia— se desdibuja, y se generaliza, como supuesto bienestar, lo que Jorge Mario Bergoglio ha denominado con gran acierto la “globalización de la indiferencia”.

En consecuencia, o se prioriza el verdadero interés colectivo, o nos veremos abocados a una profunda crisis de identidad política. 

Perogatt, M:.M:.




miércoles, 5 de noviembre de 2025

Memoria democrática y masonería en Ourense



A L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.


VM:., 1º y 2º Vig:., QQHH:. Todos:

Memoria y Masonería, ese es el título de la intervención que hoy realizaré a petición de nuestro V:.M:. y VH:. José.

Cuando me lo propuso pensé en centrar el grueso de esta disertación en la represión de la masonería y los masones durante el período franquista y los gobiernos totalitarios de diferente signo que tuvieron que padecer los habitantes de algunas naciones. Sin embargo, sin dejar obviamente de hablar de ello, creo que sería más conveniente e interesante hablar de la presencia y significado de la memoria en la masonería, lo que sin duda no es baladí.

Desde tiempos inmemoriales, incluso antes de la invención de la escritura, la piedra ha sido -y lo sigue siendo incluso hoy – la memoria de los hombres, de los pueblos y de civilizaciones enteras a través de los tiempos, pues solo la piedra por sus cualidades ha servido para la fijación indeleble del paso del hombre. Ya desde el Paleolítico el ser humano, aun con herramientas muy rudimentarias, dejó su impronta marcada para siempre en grandes losas de granito representando ciclos solares, escenas de caza o símbolos ceremoniales más o menos abstractos formando grandes conjuntos de arte rupestre, más conocidos como petroglifos.

También los egipcios eligieron la piedra como material para la construcción de los más maravillosos monumentos funerarios en memoria de sus faraones, sus auténticas moradas en el Más Allá que debían perdurar para toda la eternidad, o incluso de sus templos cubiertos de ricos jeroglíficos -buena parte de ellos tallados en bajo relieve y no solo pintados- en los que se transcribían tanto pasajes del Libro de los muertos como auténticos panegíricos en los que se ensalzaban las hazañas y la gloria de reinas y reyes para el conocimiento de su pueblo y todos sus descendientes, generación tras generación…

Se convierte así la piedra en el vehículo de la memoria, en el nexo que une pasado, presente y futuro con el objetivo de crear una identidad colectiva o un techo común bajo el cual pueda cobijarse un grupo social, y con él, un sistema de valores sociales y culturales, creencias, usos y costumbres comunes a todos sus integrantes.

Así lo hizo por ejemplo el hombre medieval que temeroso de la ira de dios hizo de sus catedrales verdaderas biblias en piedra a través de las cuales transmitir los valores de la iglesia católica y la sociedad feudal, o el del Renacimiento, más preocupado por el verdadero autoconocimiento, o el ilustrado, por la Luz de la Razón…

La memoria es el pilar básico de la identidad del ser humano, ya sea individualmente o de forma colectiva, y es por ello que también en la masonería tiene un papel preponderante, pues sirve para la transmisión de la esencia de nuestros valores y principios a través de los tiempos y las gentes, de nuestras experiencias y saberes adquiridos, de nuestras virtudes y miserias, en definitiva, de lo que realmente somos.

En una logia la memoria está representada de varias formas, por ejemplo lo está en la figura del Venerable Maestro, que encarna la sabiduría adquirida por la reflexión pausada que traen los años y por la acumulación de experiencias y saberes a lo largo del tiempo; en la del Secretario, que en cada sesión deja constancia en el libro de arquitectura el trazado de los trabajos realizados, único testimonio de lo aquí vivido y hablado; lo está en la cuerda anudada que rodea el templo o en la Cadena de Unión que realizamos cada vez que cerramos trabajos y nos une a nuestros hermanos “del lazo místico” más allá del espacio y el tiempo; lo está en todos y cada uno de los símbolos que guardan nuestros secretos y misterios o incluso en nuestros antiguos rituales, a través de los cuales hemos mantenida viva la llama del conocimiento ancestral e invocamos a la memoria como un faro que guía el camino de la comprensión y el crecimiento espiritual, y no como la mera acumulación de datos de acontecimientos o hechos del pasado.

La memoria, así contemplada, se convierte en el espejo en el cual los hermanos pueden contemplar su propia evolución interior y su conexión a los restantes miembros de la Orden y a la Humanidad. Es por ello que sea para un masón tan importante el estudio de los símbolos, de la historia, de la filosofía y de los valores compartidos por tantos y tantos hermanos a lo largo de los tiempos en todos los rincones del mundo, pues con ello enriquecemos nuestra memoria individual y colectiva mientras fortalecemos los lazos de la Fraternidad Universal.

No obstante -debemos tenerlo muy presente- la Memoria debe ir de la mano de la Verdad, pues en caso contrario la imagen que devolverá nuestro espejo será una figura grotesca o un esperpento que nos llevará siempre al equívoco, o directamente a dejar de ser quien en realidad somos. Como si de una buena argamasa se tratase, la Memoria, llamada a cohesionar a todos los miembros de la Orden, debe tener la adecuada cantidad de cemento, arena y agua para poder cumplir adecuadamente de su función, sin que tampoco se pueda prescindir totalmente de ninguno de estos elementos.

Durante demasiados años ya, esto ha sido en buena medida lo que ha sucedido entre los masones españoles y las diferentes obediencias establecidas en nuestro país, que no hemos querido tener presente el que sin duda ha sido el acontecimiento histórico más trágico y doloroso: el golpe de estado de 1936 y los cuarenta años de interminable dictadura franquista que hemos tenido que padecer.

Tal ha sido el daño infligido a la masonería y a sus integrantes en España por parte de los enemigos de la libertad, la igualdad y la fraternidad universal que hemos borrado de nuestra memoria colectiva, incluso de la propia como masones, las importantísimas contribuciones de masones en todos los ámbitos de las ciencias y las letras – de ellos nos habló semanas atrás el VH:. Juan Carlos Mejuto, ¿recordáis? -, pero también del mundo de la política, la educación, la cultura, la economía y la empresa o el ámbito benéfico-social; consumándose así el maléfico plan de cualquier sistema totalitario que tan hábilmente aplica la pena del damnatio memoriae, condena al más absoluto de los olvidos practicada por la antigua sociedad romana -y por otras antes que ella- llegando incluso a borrar el más mínimo vestigio material de su paso por este mundo.

Sin embargo, más grave que todo ello ha sido el imperdonable olvido de las personas, de los hermanos que tan sañudamente sufrieron persecución, tortura y muerte en penosas condiciones en los primeros momentos tras el golpe de estado; de sus padres y madres, esposas, hijas e hijos, que se vieron obligados a prescindir de uno de los pilares de sus vidas, así como forzados a abandonar sus trabajos y sus propiedades para dejarlas en manos de facciosos que convenientemente darían cuenta de ellas en beneficio propio;  así como de aquellos otros que eludieron la severa represión de los primeros momentos pero sufrieron luego años de interminables procesos judiciales, depuraciones administrativas,  multas e incautación de bienes, solo por poner alguno de los ejemplos más habituales.

En el verano de 1936, en el momento de las grandes matanzas, la represión física, la tortura y posterior fusilamiento de los “enemigos de la patria”, esto es, republicanos miembros del Frente Popular e integrantes de las sociedades obreras, contó entre sus más destacadas víctimas a hermanos masones, los cuales en no pocas ocasiones contaban con doble e incluso triple militancia -masónica, política y sindical- y, con ello, un billete asegurado en primera clase con dirección al Oriente Eterno.

Entre este grupo de hermanos se encuentran, por ejemplo, buena parte de los hermanos de las logias gallegas y asturianas, ya que la incautación de todo el archivo de la logia orensana Constancia n.º 13 en manos de su V.·.M.·., Abdón Vide Villanueva, permitió a los fascistas la detención de la inmensa mayor parte de los masones del noroeste peninsular y la instrucción de la causa 155/1937 por el alférez Ángel Colmeiro Laforet; las delaciones entre torturas harían el resto.

Fruto de las primeras detenciones tras el golpe de estado y la instrucción de esta causa podemos decir que la inmensa mayoría de los treinta hermanos de las logia Pensamiento y Acción nº 11 (A Coruña), la RL:. Vicus (Vigo), Lucus (Lugo) y Constancia n 13 (Ourense) perdieron la vida fusilados tras juicios sumarísimos o sufrieron largas condenas de cárcel y/o multas e incautación de bienes. Solo por nombrar a algunos de ellos, de los asesinados, podemos hablar de los QQHH Gonzalo Martín March (profesor y gobernador civil en Ourense), Brasilino Álvarez Sobrino (empresario y alcalde de A Guarda), Luis Izquierdo Balbuena (funcionario), Manuel Suárez Castro (alcalde en funciones de Ourense) o José Fernández Pérez (concejal en la misma ciudad), todos ellos asesinados en los primeros meses tras el golpe; pero también de todos aquellos que sufrieron bien en el exilio exterior, bien en el aún más duro exilio interior como lo hicieron los hermanos Higinio Rodríguez Mármol (alcalde de Xinzo) o Benito Cancela (alcalde de Celanova), entre tantos otros.

El sufrimiento de todos ellos, de las víctimas supervivientes y de todos sus familiares, se verá incrementado con la promulgación de la Ley para la represión de la masonería y el comunismo el 1 de marzo de año 1940, que sirvió como principal arma de persecución legislativa a nuestros hermanos hasta el año 1964.

Solo para hacernos una idea de la magnitud de la obsesiva y sañuda persecución que el régimen hizo de la Masonería, digamos que el Servicio de Documentación de Salamanca acumula más de 80.000 fichas de supuestos masones investigados, incoándose más de 27.000 expedientes y condenando a casi 9.000 hermanos y todo ello, cuando según indican los datos de que contamos, no habría más de 15.000 hermanos activos en nuestro país.

Nuestra es ahora la obligación moral de restablecer el honor a las víctimas del franquismo, de conocer y divulgar sus historias, sus dramas, de tenerlas presentes siempre en nuestros pensamientos, en nuestra memoria y en nuestros corazones, pues ellos nos transmiten -creo yo- dos grandes enseñanzas.

La primera, que los enemigos de la libertad, de la igualdad, de la fraternidad, la democracia, la tolerancia y todos aquellos nobles principios y valores que atesora la masonería están siempre al acecho.

La segunda, que nuestros valores son tan nobles que incluso más de uno estará siempre dispuesto a perder su vida defendiéndolos.

Concluyo así, queridos hermanos, esperando haber podido transmitiros la importancia de la memoria para todos nosotros, no sin antes haceros llegar las palabras de despedida de uno de estos hermanos nuestros -Manuel Suárez Castro- que pagó un precio demasiado elevado por vivir de acuerdo con sus convicciones y trabajar a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo y de toda la Humanidad.

Queridísima Celedonia y queridos hijos:

A este padre y este esposo, que durante toda su vida no ha prodigado más que el bien a todo el mundo, dentro de unas horas lo van a matar en nombre de la ley de la fuerza, pues es la que hoy sigue en los pueblos que dominaron para el terror unos hombres que habían jurado respetar la Constitución de esta España digna de mejor suerte. Hoy la están destrozando y para mayor escarnio lo hacen invocando a un Dios que, según su doctrina, decía que los hombres éramos hermanos. Tengo la seguridad completa de que si volviera a la tierra sería otra vez el que expulsase del templo a estos mercaderes de su religión que en este momento intentan para mayor escarnio que me confiese, cosa que he rechazado con las manifestaciones que se merecen por la farsa que vienen representando, ultrajando su religión, por el asentimiento que presentan a la matanza que se viene realizando a pesar de que ellos manifiestan que para matar, sólo Dios.

Por lo tanto, si aún quisieran cometer el nuevo escarnio de decir que lo hice, conste que es una falsedad más, como todas las que vienen propagando en los periódicos mercenarios de que disponen.

Dile a mis hijos siempre y en todo momento que su padre perdió la vida de una manera violenta, no por ser ladrón ni asesino, ni un mal ciudadano, y que por el contrario, perdió la vida por ser una persona decente, amante de todos sus ciudadanos, sin fijarse nunca en el ideal que tenían ni en su condición social, muriendo convencido de que ésta es la razón suprema por la que me hacen desaparecer. Porque en la España que quieren crear no tienen cabida las personas de buenos sentimientos, amantes de la familia y que jamás, ni de hecho ni por el pensamiento, pretendió hacer desaparecer a ningún ser humano.

Pues a pesar de esto y según la sentencia que me han leído hace un momento, eran tales invenciones, como si yo fuera un asesino, para justificar este hecho que van a realizar, como lo han hecho ya con tantos otros hermanos.

Y nada más, tengo la seguridad de que muy en breve los culpables pagarán también con su vida tan horrorosa tragedia, porque no tienen razones y porque además no pueden triunfar los que para conseguirlo se están ahogando en sangre.

Esta sangre derramada dará sus frutos y con esta comunicación plena, muero tranquilo, porque mi única preocupación sois vosotros y la situación en que de momento quedáis, situación que será reparada en el momento próximo en que sean vencidos los que me hacen desaparecer.

¡¡Adiós para siempre amantísima esposa y queridísimos hijos, con muchos besos y abrazos de tu esposo y padre!!

Cuartel de Ourense, 27 de julio de 1937.

Esta carta no vio la luz pública hasta el año 2009 en que Manuel Suárez Castro fue nombrado miembro de honor del Ayuntamiento de Ourense.

He dicho.

V.·.H.·. Zamenhof, M.·.M.·.



martes, 4 de noviembre de 2025

El mazo, el cincel y la revelación de Pitágoras


A L∴G∴D∴G∴A∴D∴U∴

No es mi intención detenerme hoy en el simbolismo del mazo y del cincel desde la acepción más común, aquella que todos conocemos y que bien podría sacar una tímida sonrisa al Dr. Jung, al ver cómo los arquetipos se manifiestan en el imaginario colectivo.

Sabéis bien que el mazo representa la fuerza de la voluntad, y el cincel, la inteligencia que guía y ordena. Unidos, hacen posible que la piedra bruta se convierta en obra. Mas conviene recordar que la fuerza sin dirección se convierte en mera violencia, y la inteligencia sin voluntad en vana especulación. Solo el justo equilibrio de ambas materializa la belleza: el arte real, aquel que no solo talla la piedra, sino que esculpe al propio hombre.

Quiero, empero, traer a la memoria una anécdota de Pitágoras que, legendaria o no, encierra enseñanza de magna importancia.

Se dice que en Crotona, un joven filósofo, al pasar por una herrería, se detuvo meditativo al oír el repique de los mazos sobre el hierro candente. Entre el ruido que popularmente encontrariamos vulgar y molesto, una armonía, un patrón. Observó Pitágoras que los tonos variaban conforme al tamaño de los objetos golpeados, y de tal experiencia dedujo que la armonía se hallaba sujeta a la proporción. Así nació en el la certeza de que el universo mismo está regido por número y orden, armonía: la célebre música de las esferas, melodía eterna que, aunque inaudible para la mayoría, sostiene cuanto existe.

Ved, pues, cómo el mazo y el cincel no son solo útiles de cantería, sino espejos del cosmos. Porque lo mismo que el mundo se rige por proporciones aparentemente veladas, también el hombre ha de trabajar con equilibrio y mesura, armonizando su voluntad con su entendimiento, si desea aproximarse al ideal que lo rige.

No olvidemos, además, que los símbolos no deben quedarse en su superficialidad. Importa atenderlos con todos los sentidos, con la intuición y la razón, pues lo que para muchos es vulgar, para otros pocos puede ser revelación. Así fue como Pitágoras, donde otros solo oyeron ruido, descubrió la ley secreta que descorre el velo del universo.

Por mucho que usemos el mazo (la fuerza de voluntad) no será más que fuerza bruta sin dirección, por otro lado si solo disponemos del cincel (inteligencia) no podremos acometer contra la piedra bruta con la suficiente cinética como para devastarla, por lo que como el resto del universo, al cual nos introdujo Pitágoras (entre otros), debe respetar un equilibrio que nos permita realizar un trabajo consciente y disciplinado, para poder llegar al ideal que nos rige.

Abordando esta anécdota quiero poner en valor a que no ciñamos el análisis del símbolo a través solo del sentido más obvio, en la mayoría de los casos la vista, sino que nos dejemos empapar por él y a través de nuestros limitados sentidos, la intuición y la razón encontrar todos los matices que estos nos pueda sugerir, porque para muchos lo que fue un sonido molesto u ordinario, para otra pieza de este gran templo que es la humanidad, hizo posible el desarrollo de los fundamentos que corrieron parte del velo que tapa nuestra comprensión del Universo.

Lathomus, A∴M∴

lunes, 3 de noviembre de 2025

Alquimia

 


A L ∴G∴D∴G∴A∴ D∴U∴ 


Hoy, voy a intentar disertar sobre mi arte, la Química. O mejor dicho, sobre su antecesora: la Alquimia

Etimológicamente, no es difícil rastrear el origen de la palabra: Alquimia procede del árabe, donde al no es otra cosa que el artículo, por lo tanto: la Química y la Alquimia son, en esencia, la misma cosa. El nombre original proviene del nombre que los egipcios daban a su país, Kemet, de modo que la Alquimia no es otra cosa que el Arte Egipcio. ¿Y por qué el arte egipcio? Sencillamente porque el pueblo egipcio fue uno de los primeros que, por sus ritos y tradiciones, empezaron a trabajar de una forma metódica en la materia y sobre ella. Junto con su tradición de constructores de pirámides, templos hacia la eternidad, esgrimían una desarrollada medicina y, por supuesto, una incipiente química que obtenía fármacos y trabajaba para mejorar los procesos de los ritos hacia la inmortalidad. En este sentido, lo que implícita y explícitamente buscó siempre la Alquimia empieza con su propio nacimiento: la panacea universal, el elixir que todo lo cura, y la piedra filosofal, capaz de la transmutación de la materia. Los alquimistas eran requeridos y financiados por reyes y nobles, quienes tenían la esperanza de aumentar sus propios recursos. Sin embargo, muchos alquimistas, no logrando producir el oro prometido, perdieron sus vidas.

Con el correr del tiempo, símbolos y alegorías alquimistas se hicieron extremadamente complejos. Y de la búsqueda del oro decayó significativamente, de modo que los alquimistas pasaron su atención a la búsqueda de medicinas. Un líder de este movimiento fue Paracelsus (1493-1531), quien fue el primero de Europa en mencionar el zinc y en usar la palabra “alcohol” refiriéndose al “espíritu del vino”. Creó controversia en su tiempo porque condenó completamente la ciencia y la medicina tradicionales. Él sostenía el concepto nuevo de que las enfermedades se producen por agentes externos que atacan al cuerpo y no por un desequilibrio interno de los fluidos corporales y mentales. Según Paracelsus, la terapia tendría que estar dirigida contra esos agentes externos de la enfermedad, y sostenía que había que utilizar para ello medicinas basadas en experimentos químicos, o alquímicos, no hierbas. Éste fue un momento histórico, en el que la Alquimia comenzó a convertirse en la Química. Sin embargo, si aplicamos las condiciones impuestas por Kant en su Crítica de la Razón Pura, la Química aún se encontraba más cerca de la Metafísica que de las ciencias puras y teoréticas que ya eran en ese momento la Física y las Matemáticas.

Hoy, luego de investigaciones científicas que se fueron acelerando y acumulando con el paso de los siglos, llegamos al conocimiento actual, que está lejos de los conocimientos antiguos, pero, no nos engañemos, también está lejos de los secretos de la Armonía de los Mundos, obra del Gran Arquitecto del Universo, que todavía nos quedan por descubrir. Y, sin entrar en detalles científicos, dejemos sentado ya el hecho de que el sueño de los alquimistas de la transmutación de elementos, y en especial de transformar plomo en oro, no es posible de efectuar por medio de ninguna reacción química. Pero sí es posible por medio de una reacción nuclear, pues para convertir un elemento en oro es necesario un cambio en su número atómico, lo cual se puede lograr por medio de una reacción nuclear, o puede ocurrir espontáneamente por una generación o degeneración radioactiva. Así, a día de hoy, la transmutación es un proceso común, ya que hay poderosos aceleradores de partículas y reactores nucleares. Ya se ha logrado así preparar artificialmente todos y cada uno de los elementos conocidos. Y además se lograron sintetizar más de 1500 radioisótopos que tienen gran valor en los campos médico e industrial. Es decir, que el sueño del alquimista es posible y se ha realizado: metales básicos se pueden convertir en oro, aunque el precio de energía requerida excede el precio del preciado metal.

Asimismo, nuestra particular “panacea universal” ha permitido alargar en el último siglo la esperanza de aproximadamente 40 años a más de 80. En la actualidad, la química está dando el paso definitivo para dejar de ser una mera disciplina de observación basada en el ensayo y el error (no muy diferente de cómo los antiguos alquimistas descubrieron el Óleo de Vitriolo- ácido sulfúrico, cuyo consumo hoy en día mide el desarrollo de un país-) y está empezando a incorporarse al grupo de las Ciencias Puras y Teoréticas […] un químico moderno ya no define una molécula como un ente material […] sino como una solución de una ecuación diferencial en un espacio de Hilbert

No hay duda de que no sólo la ciencia moderna sería el orgullo de Kant, con la transformación de los conceptos y las ideas en armónicas formas matemáticas […] sino que ha ido más allá y con los conceptos de relativismo y probabilidad (Einstein, Heisenberg, Planck…) ha vuelto a encontrarse con la Metafísica.

Robespierre, M.·.M.·.